Consumo de café: Estados Unidos lidera el ranking y Brasil está a la cabeza en producción
Al hablar de café, es natural pensar en Brasil. Después de todo, el país es el mayor productor mundial, con cultivos repartidos en diversas regiones y una historia entrelazada con el propio desarrollo económico brasileño. Sin embargo, hay un dato curioso que no todos conocen: Estados Unidos es el mayor consumidor de café del planeta. Brasil ha encabezado la lista de países productores de café durante más de un siglo. En promedio, el país produce alrededor del 40% de todo el café que circula en el mercado mundial. Según datos de la Conab (Compañía Nacional de Abastecimiento), la cosecha brasileña 2025/26 se estima en aproximadamente 65 millones de sacos de 60 kg, combinando granos de Arábica y Robusta (también conocido como Conilon). El clima, la variedad de suelos y la experiencia de los productores son factores que ayudan a explicar este liderazgo. Además, el sector cuenta con una infraestructura avanzada y una inversión constante en tecnología agrícola, tueste y logística, lo que convierte a Brasil no solo en un importante productor, sino también en uno de los más eficientes. Aun con este volumen, es importante recordar que una parte significativa del café producido aquí no se queda en el país. El consumo interno en Brasil ronda los 22 millones de sacos al año, lo que representa aproximadamente un tercio de la producción total. El resto se exporta, principalmente a países como Alemania, Japón, Italia y, por supuesto, Estados Unidos.
La sorprendente sed de café de los estadounidenses
Si bien Brasil lidera la producción, Estados Unidos es líder en consumo, según la Organización Internacional del Café (OIC), liderando el consumo mundial con más de 27 millones de sacos al año. Esta cifra es significativa, lo que sitúa al país por delante incluso de los principales consumidores europeos. En Estados Unidos, el café forma parte de la rutina diaria de casi el 75 % de los adultos, y alrededor del 36 % de ellos bebe de 3 a 5 tazas al día, según cifras confirmadas por la Asociación Nacional del Café (NCA). Existe una fuerte cultura del consumo fuera de casa, con cafeterías en prácticamente cada esquina, cadenas famosas como Starbucks y una rutina acelerada que combina el café como combustible diario. Además, el mercado estadounidense valora cada vez más los llamados cafés de especialidad. Una encuesta de la Asociación de Cafés Especiales de Estados Unidos mostró que, en 2024, el consumo de cafés de especialidad superó al del café tradicional por primera vez.
¿Por qué los que más consumen no son también los que más producen?
Esta es una pregunta común, pero es fácil de responder al observar el panorama global. En primer lugar, porque la producción de café depende de condiciones naturales específicas: altitud, clima y suelo, así como de una mano de obra experimentada. Pocos países cumplen todas estas condiciones a gran escala. Brasil es uno de ellos. El consumo, por otro lado, está vinculado a los hábitos culturales y al poder adquisitivo. En Estados Unidos, el café forma parte de la vida cotidiana y está disponible en todas partes: en el trabajo, en casa, en el coche y en los aeropuertos. Además, el alto poder adquisitivo de la población permite un mayor consumo, incluso si los granos deben importarse.
El impacto de este cambio en el mercado del café
Esta relación entre Brasil y Estados Unidos es beneficiosa para ambas partes, pero también presenta desafíos. Para Brasil, significa mantener altos estándares de calidad, plazos de entrega y diversificar los perfiles de tueste y sabor. Para los estadounidenses, significa garantizar que el café que reciben cumpla con las expectativas de los consumidores, cada vez más exigentes y bien informados. Invertir en innovación, trazabilidad y relaciones con el cliente final se ha vuelto esencial. Brasil ha trascendido su rol como productor de volumen y se ha convertido en un referente de calidad. Esto es reconocido por los importadores y tostadores estadounidenses, que consideran a Brasil su proveedor predilecto. En definitiva, Brasil y Estados Unidos forman una sólida alianza en el mundo del café. Por un lado, Brasil es el mayor productor. Mientras continuamos impulsando la producción e invirtiendo en tecnología para ofrecer un producto cada vez mejor, Estados Unidos continúa valorando y absorbiendo esta calidad, demostrando que el mercado del café es una transacción comercial, un intercambio cultural, económico e incluso emocional. Y para quienes trabajan con café, ya sea en la finca, en el tostado o en la exportación, comprender esta dinámica es esencial para aprovechar las oportunidades y fortalecer aún más el puente entre nuestro grano y su taza.